Tras los efectos de la actuación de los Rustie Harvesters, algunos creímos ver al mismísimo Neil Young sentado entre el público, pero aunque algunos fueron a contactar con él, fue imposible a pesar de lo numerosos esfuerzos. Creemos que fue cosa de la magia de los famosos caracoles de Bolonia (que en esta zona siempre han abundado alguna especie que producen efectos alucinógenos).
Así que, fenómenos paranormales aparte, el siguiente en ocupar el tablao fue nuestro polifacético amigo Rusty Kastúo, que vino desde Madrid aunque él es original de Cáceres (y de ahí lo del apellido).
Saltó al ruedo, colocó sus guitarras y su banjo alrededor suyo, ajustó el micro y…
…lo que sonó fue esto:
Grandioso ¿verdad? Eso mismo pesamos los que estábamos allí. Rusty o no, al final todos nos quedamos con la boca abierta. ¡Que bien sonó! ¡Que grande este Alberto! ¿Que entrada!
Pero la cosa continuó y lo hizo por buen camino. Casi sin dejar tiempo a reaccionar, echó mano a su Martin, se colocó la armónica al cuello y empezaron a sonar estos otros acordes…
Y estos…
Y no contento aun, nos hizo una demostración de lo que hay que hacer con un banjo. Yo creo que Neil estuvo allí, seguro.
Y si no, mirad las caras de algunos de los nuestros.
Pero Rusty Kastúo aun tenía más material en su baúl y por la playa de Bolonia empezaron a sonar los compases de From Hank To Hendrix, Comes A Time…
…de un Peaceful Valley Boulevard…
... o de un segundo popurrí, esta vez con la guitarra de palo, con la que Rusty Kastúo terminó por demostrar a todos los presentes su valía también con este instrumento en las manos. Por si a alguien le habían quedado dudas.
A partir de aquí, la humedad del mar, los años o ambas cosas a la vez empezaron a afectar a la mesa, que dio comienzo a su propio festival de ruidos. Más tarde comprobamos que además había un canal en mal estado, pero ya era tarde. Y aunque David, ahora en su papel de técnico de sonidos, peleó como un león con ella durante mucho tiempo, nos tuvimos que rendir ante la evidencia de que la calidad de la actuación se vería afectada si continuamos forzándola y se consideró, con toda nuestra pena, que era mejor para el músico dar por finalizada la actuación.
Sin embargo, gracias al mismo Alberto que se trajo para acá un saco de CDr, no nos vamos a ver privados del resto de las canciones. Aquí están los temas que no pudimos escuchar en la playa. Un acojonante Love & War seguido de un no menos acojonante Cowgirl In The Sand...
...un precioso Heart Of Gold...
... y un apoteósico Rocking In The Free World como remate final.
Gracias Alberto. La gente de la Playa te debemos una.